Castillo de Chelva
Aunque oculto por las múltiples transformaciones sufridas en las últimas décadas, se conserva el edificio de lo que fue el Palacio del Vizconde de Chelva, construido a partir del castillo musulmán. En su estructura, mejor observada desde la parte trasera, se observan elementos arquitectónicos propios del s. XIII, así como restos de la torre musulmana y la muralla que rodeaba al núcleo poblado de Benacacira.
Chelva conserva hoy día en su casco urbano la impronta dejada por los pueblos que la habitaron históricamente. De esta manera podemos deleitarnos recorriendo el Barrio Árabe de Benacacira, que mantiene el aire oculto, misterioso y recoleto que esta cultura confiere a sus espacios. El Barrio Judío del Azoque, intacto en su trazado original, con calles estrechas y porches de acceso, un espacio cerrado al mundo exterior que conserva su homogeneidad y nos evoca la unidad del pueblo judío.
Arrabal o Barrio Morisco, traslada el mismo concepto de ciudad musulmana, creando un barrio populoso extramuros donde se fueron asentando moriscos y cristianos recién llegados. En su seno se erigió la Mezquita de Benaeça, posteriormente ermita de Sta. Cnuz, y en el s. XVII la ermita de los Desamparados que según cuentan las crónicas se levantó sobre el solar de la casa de un "desamparado", un morisco ejecutado por haber asesinado al Vizconde enamorado de una mora vasalla.