Castillo de Biar
El castillo de Biar se alza sobre un alto cerro desde el que domina la localidad.
El edificio se compone de dos partes. Por un lado, un recinto con cuatro torres semicirculares en las esquinas del mismo, y por el otro, un espacio con cuatro estructuras cúbicas y la torre del homenaje. Estas torres y demás estructuras constituyen las defensas básicas del castillo, así como su posición elevada en un montículo rocoso, su proliferación de pequeños vanos en sus muros y su remate de almenas.
Biar, por su condición fronteriza, tuvo siempre una gran importancia estratégica, y fue una de las primeras plazas en ser tomadas por los sublevados en las revueltas moriscas de al-Azraq, y en su castillo estuvieron prisioneros el maestre de la Orden del Temple y otros caballeros. Durante la Guerra de los Dos Pedros la fortaleza volvió a ser objeto de acciones bélicas, permaneciendo bajo dominio aragonés a pesar de los intentos castellanos por conquistarla. Biar se declaró partidaria de la causa borbónica en la Guerra de Sucesión, y resistió los ataques de las fuerzas del archiduque de Austria. Durante la Guerra de la Independencia también fue escenario de diversos hechos de armas.
Durante la dominación musulmana ya había noticias de la fortaleza, pero son muy escasas, y no comenzará a tener relevancia hasta Jaime I. En 1265 se utilizó el castillo como punto básico para que la rebelión de los mudéjares de la vecina Murcia contra Castilla, no tuviera éxito.
Fue declarado Monumento Nacional en 1931.
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